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Los sistema energéticos del corredor

  • Foto del escritor: Admin
    Admin
  • 4 ene 2018
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 5 ene 2018

Los corredores de larga distancia recurrimos principalmente energía a través del sistema aeróbico.


Nuestro organismo necesita energía para realizar cualquier actividad, incluída el correr. Esta energía nuestros músculos la obtienen de una molécula energética llamada ATP (adenosin trifosfato) que, al metabolizarse genera energía. Sin el aporte adecuado de ATP el correcto funcionamiento de nuestros músculos y, del correr, no sería posible. Los músculos contienen únicamente pequenas reservas de ATP, siendo necesario la generación del ATP a través del funcionamiento de tres sistemas energéticos. Todos ellos actúan al mismo tiempo, sin embargo, la contribución de cada uno de ellos dependerá de la duración e intensidad del ejercicio.

Sistema fosfágeno (ATP-PC)

La generación de ATP mediante el sistema fosfógeno (o ATP-PC) se produce en actividades cortas y de alta intensidad (20-30 segundos máximo). Un ejemplo típico en el cúal domina el sistema fosfágeno sería en los sprints. En actividades de mayor duración, la fuente de energía provendrá principalmente del sistema glicolítico.

Sistema glicolítico (o anaeróbico)

Gracias a este sistema los músculos obtienen también energía en condiciones de intensidad alta y, es el sistema dominante desde en la actividades de 30 segundos a 2 minutos. La fuente energética proviene principalmente de los hidratos de carbono, polímero formado por cientos de moléculas de glucosa, que tras metabolizarse a través de una series de reacciones independientes de oxígeno generan ATP. Este sistema es poco eficiente (dos moléculas de ATP por cada molécula de glucosa) y da como resultado la acumulación de productos de desecho como el ácido láctico.

Sistema oxidativo (o aeróbico)

Para actividades de baja intensidad el músculo recurre al sistema oxidativo (o aeróbico), en el cual la energía se obtiene a partir de nuestras reservas de grasas y proteínas, las cuales son más abundantes y eficientes que los hidratos de carbono. Es el sistema dominante en las actividades de larga duración, como el maratón. A través del sistema oxidativo las grasas se metabolizan a glucosa, para a continuación a través de una serie de reacciones de dependientes de oxígeno generar ATP. Es un sistema muy eficiente (30 moléculas de ATP por cada molécula de glucosa) pero tiene el inconveniente de que es lento.


Por lo tanto, cuando nos encontremos realizando actividades de baja intensidad el cuerpo recurrirá a la energía proveniente de las grasas. Pero a medida que vayamos incrementando la intensidad las necesidades energéticas del músculo aumentarán y tendremos que recurrir a más hidratos de carbono y al sistema anaeróbico para cubrir esta demanda energética. Al ser los depósitos de hidratos de carbono mucho más limitados que las grasas, llegará un momento en el que nuestras reservas de hidratos de carbono se agoten y nos sea imposible mantener esta intensidad. Esto es lo que todos los maratonianos hemos experimentado alguna vez, y se denominamos “el muro”. Lógicamente, cuanto más tarde necesitemos recurrir a la vía anaerobia (más elevado tengamos el umbral anaeróbico) será indicativo de que podremos mantener un ritmo alto sin acumular ácido láctico.

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